A las 7:30 de la mañana se abren las puertas de la Villarreal . Un silencio ensordecedor , el frío glacial y el viento inmisericordioso hacen difícil la llegada a las aulas ,sin embargo ,sus personajes pintorescos y sus pasillos llenos de luz hacen más interesante la vida universitaria .
Las aulas aún conservan su aire a museo y la luz tenue que las alumbra ,pero los alumnos impacientes y muchas veces apretujados escuchan la clase sin queja alguna.
Esta rutina continúa con el olor nauseabundo de los baños y su edificación deprimente .Además, la llegada a las oficinas de la Escuela de Comunicaciones se hace eterna :sus interminables escalones son la perfecta metáfora de lo difícil que es seguir en este camino.
Afuera , el panorama es el mismo :el tráfico infernal de la av. Colmena , los vendedores ambulantes ofrecen desde chaufa al paso hasta canchita “calientita” . Los mendigos piden limosna pero el peruano es tan "vivo" que hasta de eso desconfiamos.
El bar cultural "Tusuy Wasi" con su edificación endeble, es testigo de estridentes carcajadas y reuniones inolvidables con los amigos. Alberga más personas que las propias bibliotecas de la universidad .En fin ,en Villarreal encuentras de todo y junto a sus alrededores conforman un microuniverso lleno de historias por contar .
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