Hermann Buhl , es un austriaco de 29 años que decidió
vivir por “todo lo alto”. Escogió uno de
las más arriegadas de las profesiones después del periodismo :el alpinismo .
Buhl pertenecía a un grupo de hombres valientes y cargo
de Karl Herrligkofferun , un controvertido personaje , iniciaron una expedición
larga y complicada . Tras un mes de
trabajo sólo llegaron a 6.150 metros .Pero Hermann Buhl tenía el alma indomable : decidió llegar a la
cumbre solo.
¿Qué hay más allá? Se pregunta . Allá arriba el panorama es diferente ,hay una sensación de poder y de control absoluto
que lo empuja a escalar . Confiado de su rapidez ,augura regresar por el mismo camino deja una mochila , lleva una cantimplora y una
cámara en mano ,quiere registrar todo , cada movimiento representa un logro , una meta y él
quería recordarlo siempre.
Llega a 7.820 metros acompañanado por su incondicional “Pervitina” y después de dos tabletas , como un tímido
suicida ,continua su escala .
Llega el momento del descenso , pero es ahí , justo en el
límite de la locura y la cordura ,donde ya
no se siente solo .Una sensación de compañía que al fin y al cabo lo ayudaría a
sobrevivir .
La experiencia es la gran aliada de los alpinistas y
Hermann Buhl demostró que merecía un
segundo acto.
El camino se hace interminable .Con la garganta agrietada y una sed de fuga, continuó
.Desde el inició luchó contra los obstáculos y así como la vida
misma ,sabía que no sería fácil .
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